Acción 4×4

Ecoruta 4×4 NoEmborques 2018

Ecoruta 4×4 NoEmborques 2018

Asi transcurrió la Eco Ruta 4×4 de Noemborques 4×4 por tierras gallegas.

Acababa de caer una gran granizada en Melide cuando llegamos allí y el hielo, por efecto del frío, se conservaba en los campos y cunetas, como si de nieve se tratara.

Los participantes debían llenar los depósitos de los coches en la estación de servicio Bocelo de Cepsa en la N 547 y luego realizar la inscripción en el hotel Carlos, situado justo en frente. En una ruta, además de saber leer un rutómetro, tomar notas en el briefing resulta de gran ayuda, como pudo comprobarse más tarde. Quizás falta un poco de costumbre en esto, así como de conciencia ecológica en el uso del todo terreno. Y por esto precisamente, es por lo que surge la idea de la Ecoruta. Y también porque el control del consumo de combustible requiere una conducción más técnica. Al fin y al cabo, llevar el pie a fondo en el acelerador lo sabe hacer cualquiera.

La primera especial era un vadeo de importancia que algunos coches pudieron superar sin dificultad. Algunos participantes se acercaron simplemente a echarle un vistazo. Era muy arriesgado intentarlo sin disponer de snorkel o con coches pequeños. Resultó que la corriente era bastante fuerte y la segunda parte del río llevaba más agua de la que parecía. Eso provocó que algún coche flotara un poco y se viera obligado a realizar algunas maniobras. Por desgracia, al Discovery Carricoba le entró agua y tuvo que abandonar la ruta en este punto. Otros, como un Mercedes G, se libraron  y yo creo que por los pelos.

Superado el primer obstáculo, la ruta continuaba por caminos y pistas que nos elevaron a la Sierra do Careón. Un poco más adelante surgieron nuevas dificultades en una subida algo embarrada, pero fueron superadas sin problemas por todos los que lo intentaron. Los demás tenían su paso alternativo que no suponía ninguna dificultad.

Dejando atrás las pistas de los parques eólicos, llegamos a la tercera especial consistente en una bajada fuerte. Muchos fueron los que se decidieron a realizarla, entre ellos, los gemelos con su pequeño Suzuki. Otros prefirieron continuar por el paso alternativo. Mala suerte tuvo nuestro amigo Fidel, en un incidente que, por suerte, sólo tuvo consecuencias materiales.

Más adelante, muchos tuvieron la oportunidad de visitar la torre de San Paio de Narla. La fortaleza fue derribada en las revueltas de los irmandiños del siglo XV y reconstruida en el siglo siguiente, por lo que el actual edificio es obra de los siglos XVI y XVII, fundamentalmente. Tiene un cuerpo central flanqueado por la torre del Homenaje y por un gran torreón. Tengo que expresar mi disgusto sobre la persona al cargo que no sólo conocía nuestra intención de hacer una visita, sino que además, después de haberla llamado esa misma mañana, en ningún momento se le ocurrió comentarme que el museo cerraba al medio día. En fin, a partir de aquí la ruta discurrió por tierras más llanas y completamente anegadas de agua. Pequeños vadeos, caminos inundados y llenos de barro nos condujeron a la última especial del día. Allí estuvimos entretenidos un rato. Y no sólo porque el barrizal era curioso, sino porque, tal y como se había comentado en la reunión del comienzo, la alternativa tampoco estaba mal, en cuanto a la cantidad de barro y roderas se refiere.  Pero como en el monte entramos todos y salimos todos, así fue y nadie quedó rezagado.

Sin embargo, un nutrido número de coches se quedó atrancado en la última charca que no tenía señalizado paso alternativo, ya que en un principio no revestía ninguna dificultad. Con el paso de los vehículos, se convirtió en el último entretenimiento del día. Hubo que rescatar a varios vehículos y fue una pena que el Duster de Jose no lo intentase ante el desafío de uno de los gemelos (no recuerdo cuál). “Bueno, si ahora pasa el Dacia yo me baño en pelotas en la poza”, dijo. Sólo ante la posibilidad de contemplar tal espectáculo merecía la pena probar. Pero es que el Dacia Duster había sorprendido a propios y extraños durante todo el trayecto. No pudo ser debido a la hora (otros ya debían haber llegado a la meta), ya que en ese punto nos cayó la noche y eso nos impidió llegar al final del recorrido siguiendo el rutómetro, viéndonos obligados a tomar un atajo para llegar al último punto de obligado paso: la estación de servicio Ruta Esmeralda, a la cual agradecemos su colaboración en este paseo. Allí, los participantes debían llenar otra vez los depósitos para llevar a cabo el control de consumo. Algunos ya lo habían hecho y nos esperaban en el restaurante. Todos vaciaron la basura que habían ido recogiendo en el monte y de esta forma, logramos llenar dos de los tres contenedores que el ayuntamiento del Begonte nos había habilitado para tal efecto.  Esa era la novedad de esta cuarta edición de la Ecoruta: teníamos un regalo preparado para aquel que más basura recogiese a lo largo de todo el recorrido porque Ecoruta es sinónimo de la utilización responsable del todo terreno y de su uso sostenible. Los usuarios de 4×4 que deseen circular por el monte deben pensar, cada día más, qué pueden hacer ellos por la naturaleza y no limitarse únicamente a acercarse al medio natural para utilizarlo como si fuese su parque de atracciones particular.

Con algo de retraso sobre lo previsto, pudimos disfrutar de una estupenda cena en el restaurante Galicia, como no podía ser de otra manera. Al acabar la cena, procedimos a la entrega de regalos.

En cuanto a los consumos, se establecieron varias categorías. Este año hubo una más que el año pasado. En la categoría de más de 2.000 cc. gasolina, sólo un participante nos entregó el tique de la gasolinera, a pesar de haber participado más vehículos que utilizan este carburante. La decisión estaba clara y a pesar de sus 24 litros, el premio fue para Alberto, conductor del Gran Cherokee. En la misma categoría, pero en diesel, la cosa estaba algo más reñida entre el Nissan Pathfinder, el Cherokee, el Nissan Terrano y el Discovery. Es verdad que el Terrano hizo menor consumo, pero por haber pasado por todas las especiales de la ruta el premio se lo llevó el Land Rover de Manuel. En la categoría de menos de 2.000 cc. la decisión resultó más sencilla. El ganador indiscutible fue el Dacia Duster de Jose con tan sólo 7,5 litros consumidos de combustible. Todos ellos se fueron a casa con una estupenda luz de señalización de emergencia led con imán que, además, puede ser utilizada de linterna. En este punto hay que aclarar que muchos participantes no tuvieron la ocasión de completar todo el recorrido por diversos motivos y que otros hicieron kilómetros de más, por lo que hay que recordar que esta ruta no es una competición y que lo importante no es el premio, sino la concienciación sobre el concepto de que hay varias formas de circular fuera de asfalto. Bueno, y dentro también. También es verdad que todas las personas que han venido a la Ecoruta 2018 se han llevado como regalo una bonita mochila cedida por Cepsa y la estación de servicio Bocelo de Melide.

A continuación se entregaron los premios por cantidad de basura recolectada. El primero, claramente, fue a  parar a las manos de Miguel, que llevaba la pick up hasta arriba. Por eso, se llevó dos vasos y dos camisetas de Euro4x4parts, empresa que colaborará en la próxima apertura de la tienda de aventura Noemborques. De esta misma tienda, también se llevó Miguel una linterna y una bolsa estanca. Y de parte de Ecovidrio un contenedor mini iglú. Otro contenedor, dos camisetas y dos vasos de Euro4x4parts les tocaron a los segundos clasificados, que fueron los gemelos, Marcos y Fran.

Sin embargo, todos pusieron su granito de arena en esta labor, lo que desde Noemborques les agradecemos encarecidamente, ya que ahora sabemos que esa parte del monte está más limpia que antes de que pasásemos por allí.

Por eso, también les agradecemos a todos su asistencia y su sentido cívico y ecológico. También queremos agradecer a todas las empresas y entidades la colaboración prestada: estación de servicio Bocelo de Melide, Cepsa, restaurante Galicia, Ecovidrio, ayuntamiento de Begonte y complejo Ruta Esmeralda.

Y de aquí, a la quinta edición de la Ecoruta.