El equipo SsangYong Motorsport ha conseguido terminar con un sacrificio y un esfuerzo enormes la durísima cuarta especial
Hablar del Dakar como la prueba más dura del motor no es una frase hecha sin fundamento. Es la realidad que este jueves han palpado de primera mano Óscar Fuertes y su copiloto Diego Vallejo. Esta cuarta especial que formaba la primera parte de la etapa maratón, entre Arequipa y Tacna, con 405 kilómetros cronometrados, y siguen adelante haciendo gala de un tesón extraordinario.
El cambio de escenario del Dakar 2019 no se ha aliado con el piloto madrileño y su copiloto gallego. Tras dejar atrás las dunas de los días anteriores, la cuarta especial transcurría por pistas muy rotas, con multitud de grandes piedras y zonas casi de trial. Por si fuera poco, el terreno presentaba un invitado de excepción: el temido fesh-fesh. Este polvo finísimo y muy blando se ha convertido en una pesadilla para Fuertes y su copiloto gallego, sobre todo después de romper el parabrisas del Rexton DKR tras un incidente con un camión en el estrecho recorrido.
“Ha sido una etapa muy difícil. Con tanto fesh-fesh y con el parabrisas roto nos costaba mucho avanzar, pero teníamos que llegar a meta como fuera y sólo pensábamos en eso”, explica Óscar Fuertes, agotado por la exigencia de la jornada pero animado y en buena forma después de haber sobrevivido a una etapa épica que sus circunstancias particulares han convertido en una odisea.
El Dakar prosigue este viernes con la segunda parte de la etapa maratón, sin que las asistencias hayan podido trabajar en el Rexton DKR durante la noche. El recorrido consta de una larga especial de 517 kilómetros y otros 197 de enlace, que ha de llevar a la caravana de vuelta a Arequipa, donde el sábado los supervivientes podrán disfrutar de la merecida jornada de descanso. “Tenemos ganas de llegar a la etapa de descanso para recuperar fuerzas después de haber encadenado dos días muy largos, en los que hemos dormido muy poco”, reconoce el copiloto Diego Vallejo.
