El viernes 11 llegábamos a Vegadeo (Asturias) con cierto retraso para comenzar esta ruta de fin de semana. Una buena fabada y unas chuletas nos dieron la fuerza que más tarde íbamos a necesitar de sobra, aunque en ese momento todavía no éramos conscientes.
En seguida entramos en Galicia y poco a poco abandonamos los verdes prados asturianos acompañados de unas impresionantes vistas del mar Cantábrico. Conforme nos introducimos en el interior de la provincia de Lugo comienza el lío y sobre las 17:30 ya estábamos metidos de lleno en un camino totalmente destrozado por la maquinaria dedicada al corte de la madera. Fue una tarde de muchas eslingas, palas y trabajo, pero también de alguna risa que otra. No hay que perder el humor. Esto nos impidió visitar la Catedral de Mondoñedo, que se comenzó a construir en 1219 y se le conoce como la catedral arrodillada por su escasa altura. Fue declarada Monumento Nacional en 1902.
Afortunadamente, el personal de restaurante del hotel Attica 21 de Vilalba esperó por nosotros para darnos una estupenda cena calentita, que ya había ganas, en la que hubo ocasión de comentar los pormenores del camino realizado.
El sábado por la mañana se nos unen los últimos «expedicionarios» y partimos desde Vilalba en nuestro recorrido hacia Teixeiro, pero intentando evitar los lugares demasiado complicados. El trabajo del día anterior pasaba factura. No obstante, llegamos al restaurante más tarde de las 15 horas con ganas de comer lo que nos pusieran en el plato, aunque el menú a base de almejas y churrasco hubiera estado igual de impresionante fuera la hora que fuera.
La ruta fue más tranquila por la tarde pasando por Sobrado dos Monxes, lugar conocido por su famoso monasterio del siglo X utilizado en su momento por Manuel Fraga como lugar de concentración de su equipo de «conselleiros» ya que da servicio de hospedería y también alojamiento para los peregrinos.
El sábado llegamos a la casa rural a una hora que nos dio margen para estar un ratito de conversación en la estupenda lareira con la que cuenta Casa das Corredoiras. En la cena, Carmen nos deleita con un poco de pescado, capón y queso de postre, como no podía ser de otra manera estando en la zona de Arzúa, y la sobremesa se alarga en animada conversación. Curiosamente se daba el caso de que en una ruta con pocos coches estaban casi todas las marcas representadas (Jeep, Mitsu, Nissan, Ford y Toyota) tanto en gasolina como diesel y claro: eso da mucho que hablar.
FERVENZA DAS HORTAS
El último día nuestra primera visita es la cascada das Hortas que, debido a las lluvias, venía cargadita de agua. Con 32 metros de caída doble desde el Molino de los Agra, resultó un pequeño paseo muy agradable para estirar las piernas y volver al coche para continuar nuestro camino hasta el barco que nos ayudará a cruzar el embalse de Portodemouros, formado por los ríos Arnego y Ulla, está situado en el centro geográfico de Galicia. Es un embalse artificial con una superficie de 1205 ha., y un volumen aproximado de 293.0 hm3, cuya presa fue construida en 1967. Esta sin duda, fue la parte que más gustó a los niños. Como reza el eslogan de Noemborques: «no todo va a ser coche».
En el mes de Febrero volveremos a estar por estos lugares en la «ruta do lacón».
Al mediodía ya estábamos sentados en la comida de despedida. De despedida de la dieta, si es que alguien estaba siguiendo alguna, ya que además de la cantidad, resulta que se trataba de un cocido gallego muy rico.
Después de eso, algunos participantes tenía que regresar a casa, pero otros continuaron ruta en dirección a Coruña y el Atlántico.
Nuestro agradecimiento a todos los participantes y, cómo no, al hotel Attica 21 de Vilalba, restaurante Carballeira de Teixeiro y a Casa das Corredoiras en Dombodán.