Acción 4×4

Desafiando la climatología

Cuatro días. Sólo fueron cuatro días. Pero es que todo parece poco cuando la diversión es grande. La ruta de los Contrabandistas- Limia comenzaba el jueves en Verín, lugar de mayor densidad hidroterápica de Galicia. La leyenda vincula esta localidad con Viriato encontrándose el nombre del resistente a la romanización en el escudo del municipio.

Con cierto retraso conducíamos nuestros coches hacia Campobecerros para comenzar a pisar campo e intentar llegar a la estación de esquí de Manzaneda. A 1.700 metros de altitud encontramos los nieveros más grandes, los cuales fuimos superando hasta la hora de comer, pero por la tarde las dificultades ya se escapaban de lo que teníamos previsto para esta ruta. En un punto en el que estábamos atascados no encontramos con los amigos de Arrankafentos. Un saludo para ellos. Ya eran las 7 de la tarde cuando nos dirigíamos al hotel aunque no llegaríamos a nuestro alojamiento hasta las 9:30.

Al día siguiente la ruta comenzaba en la estación de esquí de Manzaneda, pero en el ascenso, uno de los vehículos sufrío una rotura de radiador. El intento de reparación no fue fructífero, así que ese coche sería trasladado a su origen en grúa mientras los demás continuábamos nuestro camino acomodando antes a sus ocupantes y sus pertenencias entre los restantes vehículos de la caravana, claro está. Por momentos la niebla nos dejaba admirar las fantásticas vistas que se pueden ver en este tramo de descenso hasta llegar a la Vía Nova (cerca de Pobra de Trives), calzada romana de la época de Tito, finalizada en el año 80 d.C. y que unía Braga (Portugal) con Astorga. Después de una intensa mañana la comida en el restaurante Valilongo resultó reparadora y primordial para todo el agua y el barro que nos esperaban por la tarde. Nuestra primera parada era en Montederramo, en donde se encuentra su monasterio cuya historia comienza en 1124 cuando se construyó un cenobio por orden de Teresa de Portugal. Después, nuestra primera incursión en la sierra de San Mamed nos llevaría hasta nuestro destino en Baños de Molgas en donde el río estaba completamente desbordado, pero afortunadamente sin afectar a nuestro hotel.

El tercer día volvíamos a ascender a los 1.500 m. y, teniendo en cuenta la hora, la experiencia del primer día y el tamaño de los nieveros que nos encontramos en la Sierra de San Mamed, decidimos dar la vuelta y continuar por la alternativa a menor altitud. Finalmente fue una decisión acertada ya que en la parte de arriba la niebla nos hubiese tapado las vistas otra vez. Hacia el medio día llegábamos a las tierras de Limia, sus torres de vigilancia y el canal principal. Al pasar la torre de Porquiera, regresábamos a la montaña para, poco a poco, llegar a nuestro destino final en el balneario de Lobios. Algunos disfrutaron de las aguas termales antes de la cena, otros (los que continuaban ruta) lo pudieron hacer al día siguiente en las piscinas del hotel. Era la guinda para todo lo vivido y visto en esta ruta: paisajes, montañas, cascadas, lugares y rincones bonitos, buena comida, etc. Como dice nuestro eslogan: no todo va a ser coche.

Fue en esta cena en donde nos despedimos de nuestros amigos de Naturjipe con alegría en el recuerdo de lo vivido y pena en el corazón por la separación de tan buena gente. A lo largo de los días de ruta se sucedieron los diferentes caminos (nieve, agua, barro, …), algún problema mecánico y las anécdotas (el rubi de Rosa, el portugués de María, etc.), pero sobre todo, se abrieron las puertas de nuevas amistades.

El cuarto día, no sin algún retrasillo, empezamos la ruta en donde la habíamos dejado el día anterior. Por cierto Jesús, gracias por encargarte de echarle aceite a mi coche. Dejando el embalse das Conchas a nuestra izquierda, nos aproximábamos cada vez más al embalse de Salas hasta llegar a cruzarlo y pasarnos al país vecino en el bonito pueblo de Tourem. Otra vez en España, desde Randín, emprendíamos un ascenso que en otros tiempos habría hecho alguno de los contrabandistas que se dedicaban al estraperlo en esta zona, así como los carabineros que los vigilaban. Del otro lado de la frontera nos esperaba Montealegre, su imponente castillo y un estupendo cocido portugués como despedida de la ruta.Desde Noemborques, nuestro agradecimiento a todos los establecimientos colaboradores como el Pazo de San Lorenzo, restaurante Valilongo, hotel Asuiña, restaurante Novaiño, Balneario de Lobios de la cadena Caldaria y restaurante Costa de Montealegre. También quiero darle las gracias a Naturjipe y a todos sus miembros por confiar en los servicios de Noemborques: ha sido un verdadero placer. Como no, también mi agradecimiento a todos los participantes de esta ruta que ha resultado algo especial. Pido disculpas si he cometido algún error o si no he estado lo suficientemente atento a las necesidades de todos. Es posible que haya tenido algún despiste. Os prometo que será la última vez que le eche la culpa a mi recién estrenada segunda paternidad.